Por si acaso. La prudencia y el temor a una huelga de transportes prolongada han convertido durante todo el fin de semana a las gasolineras del Campo de Gibraltar en un lugar de peregrinación casi obligada. El inicio de los paros generalizados en el sector de los transportes, de los que depende prácticamente toda la actividad del país, como medida de protesta por la imparable escalada en los precios del gasóleo ha sembrado cierta psicosis entre los conductores ante la posibilidad de quedarse sin carburante.Gasóleo o gasolina, igual da, sirven para llevar a miles de personas a diario hasta sus puestos de trabajo. El temor a una radicalización del conflicto, a pesar de las llamadas a la tranquilidad desde la patronal de las gasolineras, quienes creen que el suministro estará garantizado porque los repartidores de carburantes dependen de petroleras asociadas a asociaciones patronales que no harán huelga, ha hecho mella entre los ánimos y en el bolsillo.
Llenar el depósito de un turismo con 50 litros de capacidad costaba ayer en torno a 63 euros. "Yo no soy transportista, pero mi cartera también se está quedando vacía. A 1,26 euros el litro de gasoil la cosa se está poniendo imposible", critica Juana Martín en la estación de servicios del casco urbano de Los Barrios. No le falta razón. El precio de los carburantes, con el barril de petróleo a 138 dólares, ha subido a límites impensables hace sólo 12 meses.Las cajas de las gasolineras, sin embargo, están haciendo su agosto. "Ahora -al mediodía de ayer- la cosa está tranquila, pero esta noche pensamos que pueden venir muchos rezagados", destaca uno de sus trabajadores.Ninguno de los consultados por este diario se había planteado la posibilidad de acudir al trabajo en transporte público. El coche sigue siendo una herramienta laboral y de ocio a partes iguales de la que dependen miles de personas en la comarca. "Siempre nos quedará Gibraltar, con mejores precios, aunque haya colas", sentencia Alejandro Jiménez.
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